domingo, 5 de junio de 2011

Love for beginners



Este es un espacio que utilizaré para escaparme un poco de la rutina diaria y sobre todo, para levantar la vista de los libros aunque sea durante unos minutos.






Dedicaré las actualizaciones de este blog a hablar un poco más (por si no teneis suficiente con todo lo que ya se habla) del pensamiento que más ronda la cabeza de la sociedad, a todas las edades, las relaciones de pareja.






Y es que empleamos gran parte de nuestras vidas en buscar esa media naranja de la que tanto nos hablan; no podemos evitar imaginar nuestra existencia con alguien a nuestro lado; y por mucho que las odiemos, deseamos que nuestras vidas sean como esas repetitivas, pero entretenidas películas americanas en las que los protagonistas se besan mientras la musica de fondo va subiendo cada vez más de volumen justo antes de que aparezcan las plababras "THE END" en la pantalla.






Pero, ¿no os parece que tenemos que besar a muchos sapos antes de encontrar a nuestro amor verdadero? ¿No os preguntais: por qué Dios, si nos quiere tanto, no deja de ponernos piedras en el camino? y a pesar del dicho popular, siento decir, que no solo hemos de tropezar dos veces con una piedra, sino cientos de ellas.






Por cierto, ¿Sabeís de dónde viene la metáfora de la media naranja?



Contaba Aristófanes que, en un principio, la raza humana era casi perfecta. Los seres eran esféricos como naranjas; tenían dos caras opuestas sobre una misma cabeza, cuatro brazos y cuatro piernas que utilizaban para desplazarse rodando. Su vanidad les llevó a enfrentarse a los dioses creyéndose semejantes a ellos. Zeus los castigó partiéndolos por la mitad con el rayo; y mandó a Hermes que a cada uno le atara la carne sobrante en torno al ombligo. Ya repuestos, los seres andaban tristes buscando siempre a su otra mitad, y si alguna vez llegaban a encontrarse con ella, se enlazaban con sus brazos hasta dejarse morir de inanición.






Después de esto, creo que nunca podré perdonar a Zeus... aunque visto de este modo, fue nuestra vanidad la que nos llevó a la situación en la que estamos. Entonces ¿Nos merecemos esta agotadora búsqueda? ¿somos responsables de ser mitades incompletas tratando de encontrar los 4 gajos que formas la otra mitad?






No tengo la respuesta para esas preguntas, pero una cosa tengo clara, con todo el trabajo que nos cuesta, no pienso encontrar a mi media naranja, abrazarla y morir de inanición.